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PUIG I CADAFALCH

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Arquitectura, identidad y modernismo con alma catalana

Josep Puig i Cadafalch fue mucho más que un arquitecto: fue un intelectual, historiador y político que supo transformar la piedra en símbolo, y las fachadas en manifiestos de identidad catalana. Esta ruta recorre algunas de sus obras más emblemáticas en Barcelona, revelando cómo el modernismo convivió con el neogótico, el arte románico y la aspiración nacional.

Comenzamos en la Casa Macaya, una joya del modernismo que mezcla elementos flamencos con simbolismo catalán, decorada con figuras mitológicas y detalles artesanales de una Barcelona que buscaba afirmarse en el mundo. Muy cerca, la Casa de les Punxes —construida para las hermanas Terradas— se alza como un castillo urbano lleno de torres, vitrales y referencias medievales que evocan las leyendas del país. Seguimos hacia el Palau del Baró de Quadres, y descubriremos sus dos fachadas, una de las cuales establece un diálogo con la Casa Terrades. Seguiremos hasta la Casa Serra, nos maravillaremos con la Casa Ametller y veremos su evolución final en la Casa Casaramona.

La ruta no solo es visual; es también un viaje intelectual. Descubrimos al Puig historiador, que estudió el arte románico pirenaico y lo incorporó en su lenguaje arquitectónico. Y al Puig político, que como presidente de la Mancomunitat defendió la cultura catalana y promovió un urbanismo comprometido con la tradición y el progreso.

Una experiencia indispensable para entender el espíritu de Barcelona a través de uno de sus creadores más influyentes, en una ruta donde la estética se convierte en identidad.

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DOMÈNECH I MONTANER

Belleza, ciencia y catalanismo en piedra modernista

Lluís Domènech i Montaner fue uno de los grandes genios del modernismo catalán. Arquitecto, erudito, editor y político, su obra es una fusión de estética exuberante, innovación técnica y profundo compromiso con la identidad catalana. Esta ruta propone un recorrido por sus edificios más emblemáticos en Barcelona, donde cada columna, mosaico y cúpula narra una historia de progreso, arte y nación.

Seguimos por edificios como la Casa Lleó Morera, en el Passeig de Gràcia, donde el detalle artesanal alcanza su máxima expresión; o la Editorial Montaner i Simón (actual sede de la Fundació Tàpies), que refleja su amor por el libro, el conocimiento y la cultura impresa. También visitamos la Casa Thomas y otros encargos privados que muestran su dominio del lenguaje modernista y su capacidad para dialogar con la tradición gótica y árabe.

Esta ruta permite descubrir a Domènech i Montaner no solo como arquitecto, sino como pensador integral: impulsor de la Renaixença, teórico del arte románico y figura clave en la Mancomunitat. Su obra habla de una Cataluña culta, moderna y orgullosa de su herencia.

ENRIC SAGNIER

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Barcelona no sería la misma sin la huella de Enric Sagnier, uno de los arquitectos más prolíficos y versátiles del modernismo catalán. Esta ruta invita a descubrir su legado a través de un recorrido por algunos de sus más de 300 edificios en la ciudad, muchos de ellos desconocidos para el gran público, pero fundamentales en la construcción de la identidad arquitectónica barcelonesa.

Sagnier tuvo la fortuna de desarrollar su carrera durante una de las épocas de mayor esplendor de la ciudad: la expansión del Eixample tras el plan Cerdà, en pleno auge de la burguesía catalana. En ese contexto, fue capaz de adaptarse a los gustos, necesidades y aspiraciones de sus clientes, creando desde templos neogóticos hasta sedes bancarias, mansiones modernistas, hospitales y edificios públicos con sello propio.

La ruta recorre obras emblemáticas como el Templo del Tibidabo, símbolo espiritual con ecos neobizantinos; el Palacio de Justicia, donde colaboró en su fachada neogótica monumental; y la Caixa de Pensions de Via Laietana, mezcla de funcionalidad moderna y lenguaje historicista. También descubrimos viviendas y oficinas como la Casa Mulleras, la Casa Juncadella o la Casa Pascual i Pons, que ilustran su habilidad para fusionar elegancia y practicidad.

Cada parada revela la capacidad de Sagnier para conjugar estilos diversos —neogótico, modernismo, clasicismo— sin renunciar a una coherencia formal que lo hace inconfundible. Su arquitectura es reflejo de una Barcelona en transformación, moderna pero enraizada en la tradición, capaz de mirar al futuro sin perder la memoria.

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