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Tradición, industria y memoria viva en el corazón de un antiguo pueblo.

Sant Andreu de Palomar conserva, en pleno tejido urbano de Barcelona, la esencia de un pueblo con alma obrera, historia industrial y fuerte identidad colectiva. Esta ruta cultural nos invita a recorrer sus calles, descubrir sus edificios singulares y revivir las historias humanas que dieron forma a este barrio entrañable.

El recorrido comienza en la Pça. Orfila, conoceremos la historia de Can Fabra, símbolo de la industrialización barcelonesa y de la transformación social del siglo XIX. Aquí no solo se tejían hilos, también se tejieron vidas: con más de 1.600 trabajadores (la mayoría mujeres), Fabra i Coats implantó servicios sociales inéditos en la época, como casas-cuna, sanidad laboral o viviendas obreras, en lo que fue una de las primeras formas de bienestar industrial en Cataluña.

La ruta continúa por calles como Ignasi Iglésias o Coroleu, donde el modernismo popular se mezcla con el pasado agrícola. Visitamos casas señoriales como Ca l’Andreu Ferrer, la coral La Lira con su refugio antiaéreo, y edificios modernistas como Can Guardiola, hoy sede de entidades sociales.

El itinerario se detiene también en joyas escondidas como la Parroquia de Sant Pacià, que guarda en su interior un mosaico de Antoni Gaudí poco conocido pero extraordinario. El templo, nacido como escuela para niñas trabajadoras, refleja el vínculo entre fe, educación y comunidad en tiempos de cambio.

La ruta concluye en la Torreta de Canyelles, último vestigio de una red hidráulica que abasteció a la industria y dio carácter al paisaje local.

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Del campo a la fábrica, de la fábrica a la innovación

Poblenou es un barrio que encarna el pasado, el presente y el futuro de Barcelona. Esta ruta nos invita a recorrer sus transformaciones: desde un paisaje rural de masías y pantanos, pasando por el apogeo de la revolución industrial, hasta su reconversión en distrito tecnológico y creativo.

El recorrido parte del origen agrario del siglo XII, con masías como Can Gili o el Taulat d’en Llimona. Avanza por el siglo XIX, cuando el barrio se convierte en el epicentro industrial de Cataluña, apodado la “Manchester catalana”, albergando fábricas como Ca l’Aranyó, Can Felipa, Can Saladrigas o el Cànem, donde trabajaban miles de mujeres y niños.

La ruta revela también el legado humano del barrio obrero y resistente, con paradas en el Casino de l’Aliança, la histórica horchatería del Tío Che, o los asentamientos de barracas en el Camp de la Bota y el Somorrostro, marcados por la marginación social y la represión franquista.

Hoy, Poblenou es símbolo de transformación: del polvo del cáñamo al hormigón del 22@, del humo de las chimeneas al arte contemporáneo de Can Framis, del recuerdo industrial al diseño tecnológico. El recorrido finaliza en el Cementerio del Poblenou, donde el arte funerario y la memoria colectiva dan cierre a este viaje entre pasado y modernidad.

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Un barrio entre la historia, el mar y la identidad marinera de Barcelona

Entre diques, redes y vientos salados, se extiende la Barceloneta: un barrio nacido de la necesidad y convertido en emblema del alma popular de Barcelona. Esta ruta nos lleva por sus calles rectilíneas, donde aún resuenan ecos de pescadores, obreros y comerciantes que convivieron con la modernidad y el cambio.

Desde su trazado ilustrado del siglo XVIII, fruto de una reurbanización para alojar a los desplazados del barrio de la Ribera tras la construcción de la Ciudadela, hasta su apogeo industrial con fábricas como la Maquinista Terrestre y Marítima, la Barceloneta fue siempre lugar de trabajo, lucha y pertenencia.

El itinerario pasa por joyas como la Parroquia de Sant Miquel del Port, el Palau de Mar, y un sinfín de casas modernistas y noucentistas que conservan el aroma de otras épocas. Nos adentramos también en su tradición asociativa, como la Cooperativa La Fraternitat, y conocemos espacios emblemáticos como el Mercado de la Barceloneta, el Museo de Historia de Cataluña y las esculturas contemporáneas que marcan su conexión con el arte público.

Este recorrido muestra un barrio que huele a sal, a carbón y a cocina de mar. Que fue hogar de marineros y obreras, de historias cotidianas y arquitectura transformadora. Un triángulo urbano que, entre el puerto y las olas, sigue siendo uno de los rincones más auténticos de la ciudad.

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Del recogimiento religioso al rugir de los telares: historia social y urbana de un barrio en transformación

Más allá de Las Ramblas, el barrio del Raval esconde una historia densa y poliédrica. Este itinerario nos invita a descubrir cómo, desde la Edad Media hasta el siglo XIX, el Raval se convirtió en un espacio para las comunidades religiosas, las instituciones asistenciales y, finalmente, en el núcleo de la industria textil barcelonesa.

La ruta comienza en la Calle Tallers, donde aún se alza la Casa Maiarola, ejemplo de arquitectura neoclásica adaptada a la producción de indianas —telas estampadas de gran demanda en los siglos XVIII y XIX—. Pasearemos por la calle Bonsuccés, hogar de antiguos conventos como el del mismo nombre, hoy reconvertido en equipamientos municipales.

Seguiremos descubriendo espacios de acogida y beneficencia, como el torno de los huérfanos, la Casa de la Misericordia, la Casa de la Caritat y el Colegio de San Guillermo, instituciones que reflejan la dureza de la vida para los más desfavorecidos, en especial mujeres y niños. Entre patios con esgrafiados y hornacinas barrocas, emerge la memoria de una ciudad que relegó aquí sus márgenes sociales.

El recorrido finaliza en el Antiguo Hospital de la Santa Creu y el Dispensario Antituberculoso, dos hitos de la sanidad pública barcelonesa que cierran este relato de trabajo, religiosidad y transformación urbana.

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Forja, cerámica y modernismo popular en el corazón obrero de Barcelona

Este segundo recorrido por el Raval nos sumerge en una Barcelona menos monumental pero profundamente expresiva, donde las fachadas narran la historia de un barrio forjado entre manos obreras, creatividad artesanal y modernismo cotidiano. A través de balcones, rejas, cornisas y detalles escondidos, descubrimos la riqueza ornamental que aún pervive en sus calles.

El itinerario recorre edificios industriales reconvertidos, viviendas de finales del XIX y comercios centenarios, donde la terracota vidriada, los hierros forjados, los esgrafiados y otros elementos decorativos se convierten en protagonistas. Caminamos entre las huellas de las primeras colonias industriales urbanas, los talleres de estampado de indianas y los espacios de acogida y beneficencia, ahora transformados en centros culturales, bibliotecas o residencias.

Nos adentramos en la Barcelona de las trabajadoras del textil, de los aprendices de forja y de los artesanos del barrio chino, en un entorno que mezcla decadencia, resistencia y renovación. Esta ruta pone en valor la arquitectura popular con alma modernista, testimonio de una época de cambio, lucha social y belleza funcional.

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Modernismo, memoria y vida cotidiana entre la Vila de Gràcia y el Passeig de Gràcia

Este recorrido traza una línea entre dos mundos: el de la Barcelona burguesa que se expande desde el Eixample y el de la Gràcia popular, combativa y creativa que conserva su esencia de antiguo municipio independiente. Desde los elegantes Jardinets de Gràcia hasta la plaza de Els Josepets, hoy Plaça Lesseps, la ruta es un paseo por la evolución urbana, arquitectónica y social de un barrio único.

El itinerario comienza con la Casa Fuster, obra de Domènech i Montaner y símbolo del modernismo señorial que marca el umbral de Gràcia. A medida que ascendemos por la Gran de Gràcia, descubrimos antiguas casas novecentistas, detalles de forja, vitrales y esgrafiados que reflejan el gusto artístico de una burguesía emergente.

Nos adentramos en calles como Bonavista, Astúries o Or, donde perviven comercios centenarios, talleres artesanos y rincones modernistas como la Casa Atzerias, coronada por sus demonios simbólicos. Visitamos plazas icónicas como la Plaça del Diamant, con su refugio antiaéreo, o la Plaça de la Revolució, cargada de significado político y memoria colectiva.

La ruta finaliza en la Plaça Lesseps, antiguo núcleo conventual convertido en cruce urbano, donde conviven la biblioteca pública, el antiguo convento de Josepets y el legado educativo de instituciones como la Escola Pia.

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Una ruta por la memoria rural, industrial y vecinal de un distrito con identidad propia

Les Corts, hoy uno de los distritos más tranquilos de Barcelona, esconde una historia intensa y diversa. Esta ruta propone un viaje desde sus orígenes como territorio agrícola salpicado de masías, hasta su transformación en municipio independiente en el siglo XIX y su posterior integración urbana en la Barcelona contemporánea.

El recorrido arranca en la Plaza de la Reina Maria Cristina, punto de encuentro entre modernidad y memoria histórica, y se adentra por antiguos caminos rurales donde se alzaban masías como Can Rosés, Can Sòl o Can Deu. La visita revela rincones como la Plaça de la Concòrdia, el corazón del barrio histórico, con su iglesia, farmacia antigua y casas obreras que aún conservan el aire del siglo XIX.

Exploramos edificios con pasado industrial como la Cristalería Planell o la fábrica Benet i Campabadal, hoy reconvertidos en espacios culturales y educativos. El itinerario también nos recuerda momentos oscuros de la historia reciente, como la prisión de mujeres en tiempos franquistas, y visita lugares icónicos la mítica Colònia Castells, ejemplo de urbanismo obrero.

Entre plazas arboladas, pasajes con encanto y arquitectura popular, esta ruta permite redescubrir un barrio que, sin renunciar a su identidad campesina y fabril, ha sabido integrarse en la gran ciudad con carácter y memoria.

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