Descripción del servicio

El Modernismo fue más allá de una corriente estética, fue una corriente ideológica con una firme voluntad de modernidad. Las nuevas formas e ideas arraigaron con fuerza en la ciudad condal, donde la construcción del eixample comportó un fuerte crecimiento de la construcción y de sus industrias subsidiarias. Estas formas e ideas se propagaron rápidamente por todo el país y en todas las clases sociales, conformando un legado que es uno de los patrimonios importantes de Cataluña. Os proponemos un recorrido por treinta casas modernistas que pone de manifiesto cómo se integran en un único ideal de belleza que quiere superar los estilos históricos tomando la naturaleza como modelo. Durante las tres primeras décadas de formación del ensanche, el centro burgués, residencial y de relación situado en la ciudad antigua se va desplazando lenta pero inexorablemente ramblas arriba. En este primer período se origina una ocupación de calidad del espacio, dominado por un carácter residencial en extensión, con baja densidad, gran número de casas aisladas con jardín y exentas de plantas bajas comerciales. Esta oleada urbanizadora inicial ha desaparecido, y fue sustituida por un segundo ensanche, dividido en tres partes la central con palacios y grandes edificaciones se sitúa en el espacio próximo del Paseo de Gracia mientras que izquierda y derecha se ubican casas palaciegas cuyos bajos se destinan a comercios. La Plaza de Cataluña se convierte en el nexo entre la ciudad antigua y el ensanche. En el proceso de transformación del espacio urbano el arquitecto ejerce en este período un papel cada vez más protagonista, un artista que empieza a firmar sus obras, que revalora todo aquello en lo que interviene. El arquitecto como creador puede hacer que una fachada construida con materiales de calidad media se revalorice por un diseño original, exclusivo. Una fachada de piedra artifical, material poco noble que ya empezaba a ser utilizada en elementos prefabricados, se empieza a considerar más por el mero hecho de que los ornamentos sean moldeados con dibujos originales del arquitecto. Durante este período cualquier aspecto arquitectónico se convierte en motivo de trabajo escultórico, especialmente tribunas y barandillas de balcones, que llegan a ser elementos que imprimen un carácter singular al edificio. La piedra artificial es casi inexistente ya que todas las esculturas se hacen con piedra natural, arenosa de Montjuic.

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