El parque de atracciones olvidado de Barcelona que murió de éxito antes de nacer
- Violant Muñoz Genovés

- 10 dic 2024
- 3 Min. de lectura
El Lake Valley Park tenía que ser un parque de atracciones a la altura del Tibidabo, pero no llegó a materializarse.
Barcelona es, con toda probabilidad, la ciudad que ha tenido más parques de atracciones de todo el mundo. Tuvo el de Montjuic, el de la Rabassada y el del Tibidabo, el único que a día de hoy queda abierto. A estos tres debemos añadir otro, también desaparecido, que se conoció como Lake Valley Park.

La historia la inició Heribert Alemany Escardó. El 25 de mayo de 1907 pidió al Ayuntamiento de Sarriá un permiso para construir un parque de ocio y deportes. Recordemos que hasta 1921 el pueblo de Sarriá no se agregó a Barcelona, convirtiéndose en un barrio de la ciudad. La idea de Alemany era construirlo cerca del pantano de Vallvidrera.
Al Ayuntamiento le presentó un proyecto en tres fases. Primero, tendría una zona de paseo, a través del bosque, con lugares de descanso, a la que se añadiría un servicio de circulación de carros tirados por caballos. La segunda fase planteaba reconvertir la Mina Grott, instalando una vagoneta, añadiendo colores y láminas fotográficas a lo largo del trayecto. Finalmente se construiría una pista deportiva.
La licencia industrial para llevar a cabo el proyecto le costó a Alemany 350 pesetas. La segunda fase, la Mina Grott, era clave para que la gente de Sarriá pudiera desplazarse hasta allí. Esta línea de tren se inauguró el 13 de junio de 1908: solo tenía un vagón, de 11,5 metros de largo y 1,30 de altura, donde cabían 36 pasajeros.
Aquel tren eléctrico, ideado por el ingeniero Carlos Emilio Montañés, fue un éxito absoluto, y el primer año tuvo 40.000 viajeros. Llevaba un pequeño motor de 220v y 5cv de potencia, y se alimentaba a través de un tercer carril, central, electrificado. El túnel tenía una longitud de 1.290 metros, en el que se colocaron 80 bombillas de colores.
La obra costó 11.841,30 pesetas. El trayecto duraba unos seis minutos y el billete costaba 25 céntimos. Montañés también se encargó de dirigir la construcción del Teatro de Naturaleza y la caseta del guarda, que se convirtió en bar, ambas obras del arquitecto Elíes Rogent. Sin embargo, junto con la Mina Grott, esto fue lo único que se construyó del Lake Valley Park: ¿por qué fracasó el proyecto?
Podríamos decir que murió de éxito, y que las envidias y rivalidades ayudaron. Por aquella época, Eugene Koetliz tenía la idea de construir un funicular que uniera Sarriá con Las Planas, que era un área dentro de este barrio, junto con El Tibidabo y Vallvidrera. La Mina Grott era una amenaza.
Por eso Koetliz decidió presentar un recurso al Ayuntamiento de Sarriá alegando que no era una instalación legal y que no cumplía con los sistemas de seguridad adecuados. Ante el hueco legal de no saber si era una atracción o un medio de transporte, el gobernador civil de Barcelona, Ángel Osorio Gallardo, decidió su cierre provisional.
A esto debemos añadir que estaban a punto de inaugurarse, en 1911, el Parque de Atracciones del Tibidabo y el Casino de la Rabassada. Estos dos proyectos impidieron que Alemany consiguiera la financiación adecuada para seguir adelante con su proyecto. Con lo cual quedó olvidado y abandonado.
Por lo que se refiere al Lake Valley Park, mientras tenía pendiente construir una montaña rusa y un globo aerostático, y a pesar de tener todos los permisos concedidos, recibió una denuncia de la sociedad que llevaba el Tibidabo. El 28 de diciembre de 1916, una sentencia del Tribunal de Barcelona obligó a clausurar Lake Valley Park. El motivo era pueril: competencia desleal. Esto que hoy en día no ocurriría pasó en aquella Barcelona de principios del siglo XX.
(c) César Alcalà










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